martes, 24 de agosto de 2010

Traición sin límite, de Walter Hill - 1987.

En la frontera mexicana un ranger de Texas se enfrenta a su mejor amigo de la infancia, convertido en un traficante de drogas. Los dos amigos no solo están enfrentados por la ley, sino también por el amor de una mujer. En medio de esto, tiene lugar una misión secreta del gobierno llevada a cabo por un misterioso comando militar.
Walter Hill realizó el guión de la mítica La huida de Samp Peckimpah y desde su debut con El Luchador ha intentado seguir los pasos del viejo Sam, y aunque nunca llegó a alcanzar la excelencia de su maestro, el bueno de Walter nos ha dejado un buen puñado de destacables películas desde mediados de los 70 hasta finales de los 80 siendo esta una de sus últimas perlas.
Con la producción de la mítica Caroloco de Wajna y Kassar, una historia de John Milius (que la habría podido dirigir y no me habría quejado) y música de un Jerry Goldsmith poseído por los sintetizadores se llevó a cabo este western moderno con clásico triangulo amoroso, atraco bancario calcado al de La huida y una masacre a lo Grupo Salvaje puramente 80's.
Nick Nolte luce cara de piedra, Powers Boothe (me encanta este actor) retrata a un desquiziado Cash Bailey, Maria Conchita Alonso era la latina ofical de Hollywood y en el comando destacan 3 nombres:

- Michael Ironside: el Tyler de V, un hombre pegado a una uzi.
- Clancy Brown: el Kurgan de Los Inmortales, de cachas a papelón en Carnivale.
- William Forsythe: Cockeye en Erase una vez en América.

Tendrá todos los defectos del mundo y cantará el efecto corta y pega en los homenajes a los films ya mencionados pero a la vez desprende un tufo a clásico que tira para atrás, no se como pero involuntariamente todos los años la reviso.
Ojo al personaje de Lupo uno de los matones de Cash, el actor y el personaje reaparecieron en Danko:Calor Rojo en un cameo.
Tiros a la antigua, frases y sentencias para el recuerdo, escenas a lo Peckimpah (pero sin su espíritu) en un envoltorio de lujo y un casting de lo mas apropiado. Pura diversión a lo Hill que no pude disfrutar plenamente hasta que me hice con el DVD, me perdí el final en los pases televisivos por tener que ir a clase (que vida la mía).

Por cierto el título original yanqui suena a puro Rob Liefeld.

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